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¿Soy el Miedo o Siento Miedo?

A pesar del aislamiento en el que estamos, hay algo de nosotras que si está en constante movimiento, ese algo que es lo único que no podemos aislar de nuestro propio Ser, que se siente como expansión, en liviandad, bienestar y certeza; o contracción alojada en alguna parte del cuerpo, cansancio, pesadez, e incluso unas inmensas ganas de llorar: es el dialogo interno, esa comunicación constante entre nuestros pensamientos y emociones.

¿Qué nos resulta más incómodo, querer regresar a la “normalidad” cuando la idea de normalidad ha cambiado; o hacernos responsables y salir del espiral de nuestros pensamientos? Ese pánico motivado por la incertidumbre, ya existía en nuestras vidas, solo que ahora no tenemos como distraernos.

Es una oportunidad para comprender que el único ámbito donde radica nuestro poder es: el nuestro. Los últimos días hemos tenido un encuentro con el playlist de nuestros pensamientos, que ya sonaba antes ¿no? Pero en este momento de “inmovilidad pasajera” del cuerpo, nos hemos reencontrado con lo que no queríamos ver: un trabajo donde ya no estoy a gusto, pero necesito el dinero; una pareja que pensé que amaba y es evidente que todo ha cambiado; unos hijos que no se conectan conmigo, una madre, un padre, unos hermanos…

Los otros, siempre mostrándonos una oportunidad para cambiar en nosotras lo que vemos en el exterior.

Usemos este tiempo para conocer nuestro diálogo interno, el lenguaje de nuestros pensamientos y emociones ¿cuáles son mis ideas pesimistas en las que he decido creer? ¿Qué sientes en estos momentos? ¿Qué emoción despierta esta situación? ¿Con cuál situación del pasado estás relacionando lo que está sucediendo AHORA? Entonces surge un pensamiento que te dice “no eres suficiente”, “no podrás con esto”, “te equivocaste otra vez” “no sirves para nada”.

Dice Un Curso de Milagros (UCDM) que somos responsables de lo que creemos.

Es decir, confiamos tan ciegamente en los pensamientos que fabricamos, sin cuestionar los programas que hemos heredado del entorno más cercano, que no sabemos cómo deshacer esos pensamientos, y así dejar de identificarnos con esas creencias que nos dañan, y que están basadas en el miedo y no en el amor. Creemos en todos los pensamientos que tenemos y actuamos en función a ellos.

¿Cómo podemos aprender a escucharnos, y deshacer los pensamientos basados en el
miedo?

Comparto contigo algunas recomendaciones.

1. Atajar: una vez llegue a ti ese pensamiento que repite, atájalo y anótalo. No te digo que deshagas todos y cada uno, pero si hay varios que se repiten una y otra vez, y saltan de situaciones en situaciones. Una vez lo identifiques escríbelo en una agenda, sacarlo de tu campo mental y plasmarlo en el campo físico es una forma de hacerte responsable por lo que has decidido creer.

2. Atender: ¿qué sientes cuando tienes ese pensamiento? Busca identificar en qué parte del cuerpo sientes tristeza o miedo, puede ser en el estómago, una presión en el centro del pecho, dolor de cabeza. El cuerpo tiene una inteligencia propia, nos da síntomas que son las señales de que un pensamiento y una emoción, mal procesadas, están desordenando la armonía de nuestro sistema. Encontrar el síntoma de tu vehículo (el cuerpo) te ayudará a visibilizar que nadie más que tú, tiene autonomía por lo que has decidido creer.

3. Comprender: Vuelve al pensamiento anotado, y ahora describe con cuál situación del pasado estás asociando eso: lo escuchaste de alguien, quizás tu padre se expresaba así con tu madre, o tu madre con sus hermanas. Nuestro cerebro funciona como un computador, tiene un programa ya instalado que al encender funciona como la caja de herramientas y programas que le fueron instaladas. Todo pensamiento, lenguaje y conducta tiene su ancla en algo que aprendimos consciente o inconscientemente, en el pasado. Observa cómo has vinculado a ese pensamiento una emoción de miedo, como una forma de protegerte, y lejos de conectar con tu poder personal lo que haces es repetir una y otra vez esa sensación, con otras caras y en otras circunstancias.

4. Deshaz el pensamiento: Deshazlo, no tiene porqué ser así. No eres tu amiga y enemiga,
dentro del mismo cuerpo, dice el UCDM que dos ideas que se contraponen no pueden convivir dentro de nosotros, he allí la raíz del sufrimiento porque has decidido creer algo que te daña cuando tu sabiduría interna sabe que mereces bienestar y amor; esa es la gran aflicción. En los pensamientos basados en el sufrimiento solo vemos pasado, vemos un significado que le dimos, pero eso puede cambiar. Podemos aprender a resignificar el pasado, a colocarlo en un estado de neutralidad donde puedas ver el aprendizaje.

5. Resignificar: es darle un nuevo significado a lo vivido, es limpiar nuestra visión, ver las cosas de otra manera. Es aplicar un lenguaje basado en la asertividad, que nos permite ordenar nuestras ideas y hablar con claridad y convicción, aprendiendo que la esencia de nuestro Ser, no está las emociones. Por ejemplo: sentir miedo en algunas ocasiones forma parte del sistema biológico de todos los seres humanos, pero tú no eres el miedo, ni eres una persona miedosa, usa un lenguaje asertivo y sustituye por: en algunas ocasiones tengo pensamientos y conductas basados en el miedo.

Habla de conductas, para entender de dónde viene y deshacerla, mientras te sigas identificando con las emociones de miedo y tristeza como tú forma de ser, basarás tu sistema de creencias en la guerra y el miedo, no en el amor y la paz.

Si reconoces que tienes ese poder, entonces crea nuevos pensamientos, tu cuerpo es tan perfecto que tu cerebro tiene la capacidad de crear nuevas conexiones neuronales tal como lo ha comprobado la Neuroplasticidad.

Recuerda que puedes aprender a ver las cosas de otra manera, siempre.

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